Una variada y emblemática cena en el cubanísimo Versailles es un viaje a la historia de este lugar de reunión de recién llegados que buscan afinidad a través del acento y de la comida.
El Versailles, autoproclamado el restaurante cubano más famoso del mundo, ha sido epicentro tradicional de protestas, escenario de proselitismo político y centro de celebración. Esto agrega a la lista de los “frecuentes” a aquellos periodistas que cubren esta fuente especializada.
El cúmulo de personas que a lo largo de los años ha visitado el Versailles para asuntos de la más diversa índole, además de comer, lo sitúa como un lugar priilegiado para atender a todo tipo de visitantes.
Es cien por ciento inclusivo, todos tienen cabida sin importar raza, credo, inclinación política, idioma, profesión, edad y complexión. Las instalaciones están adecuadas para ello con rampas para andaderas, carriolas y sillas de ruedas, y las paredes muestran fotografías de sus comensales a lo largo de las décadas.
El menú es también variado y ofrece, además de una amplia gama de platillos oriundos de esa isla caribeña, una variedad de ensaladas y platillos nutritivos y bajos en calorías, La cocina internacional está representada también en sopas, pescados, carnes y mariscos, al igual que el menú de cafetería como sandwiches y tostadas.
En el amplísimo comedor vintage adornado con candelabros se sirve la famosa ropa vieja, carne desmenuzada de res cocinada con cebolla, ajo, pimientos, salsa de vino y tomates rojos que se acompaña de arroz blanco y plátanos fritos. Es lo que más me gusta de la comida cubana, además de sus increíblemente deliciosos postres.
Esto lo determiné después de haber probado el Plato Criollo, un sampler con lo más representativo de la comida cubana, que incluye arroz amarillo, frijoles negros, ropa vieja, trozos de cerdo frito, croqueta de jamón, yuca con mojo cubano y plátanos dulces.
En 2021 el Versailles cumplió 50 años como historia viva del exilio cubano en Miami, que ha recibido a la mayoría de los persidentes de Estados Unidos, pero el máximo orgullo de la familia Valls es haber sido fundado con las recetas tradicionales de la abuela.
Una cena en el Versailles de la Calle 8 es una extraordinaria manera de cerrar un día de recorrido por South Beach en el que se dan cita la historia, la tradición, la inclusión y la comida en este rinconcito en la Pequeña Habana en Miami.
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