Cuando el corazón parecía estar seco, duro escudo de vaqueta, curtido de vivir solo y libre de toda tormenta; ahí mismo y de la nada, un retoño ha brotado en una grieta.
Y sin que yo, o alguien más, lo entienda el corazón reverdece en primavera. Y suspira y anhela y se estremece, y sueña como sueñan los corazones adolescentes que vuelven a nacer cada mañana y se abrazan al amor, como se abraza la vida a la esperanza.
Se han curado setecientas cicatrices de amores rotos, de rutinas o traiciones y el cielo se despeja con ternura con la limpieza de un amanecer nuevo.
Por un instante todo se ha vuelto tu presencia… tu piel y tu cercanía, tu vida nueva y la mía, tan lejana y tardía, y sin embargo… y sin embargo… al cabo de todo, tan vibrante y tan viva…
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