Cinco tips contra el sobrepeso, el estrés, la falta de sueño y el cansancio.
Con los años vamos perdiendo calidad y tersura de la piel, al tiempo que vamos acumulando grasa en cintura y cadera. De no actuar, los daños en la salud y en la apariencia son devastadores. Ya rebasé la etapa en la que comía todo sin restricción alguna, ahora me gratifica más dosificar aquello que es nocivo, para evitar que me rebase en objetivos de salud y peso.
- Prefiero alimentos reales
Mi alimentación está basada en productos reales, frescos y nutritivos. Prefiero las frutas completas a un jugo, pues se elimina la fibra que contribuye a la digestión y solo queda la concentración de azúcar, que se asimila de inmediato. Mis platos están llenos de color, con verduras y frutas que recuerdan el arcoíris, y procuro evitar lo más posible azúcares y harinas procesadas. No llevo un conteo de calorías, prefiero comer sensatamente y darme mis gustos en fines de semana y ocasiones especiales. Esto lo hago para evitar complicaciones que me obliguen a una dieta rigurosa. Y, sobre todo, restrinjo alimentos peligrosos a solo ciertos días -no los suprimo-, antes de que me los prohíba un doctor. Se puede todo, pero no a diario y a todas horas. Comer sanamente nos permite evitar esa acumulación de grasa en abdomen y cintura, que es tan peligrosa para la salud. Esto se traduce en: me siento bien, me veo bien.
- Bebo agua natural
Bebo mis reglamentarios ocho vasos de agua, y, sobre todo, en ayunas, tomo el primero pues el cuerpo ha pasado varias horas sin agua y debe reponerse por la mañana. El agua nos proporciona energía y se sabe que uno de los principales indicadores de fatiga es la deshidratación. Debemos tener cuidado pues en esta etapa se pierde la sed y no nos damos cuenta de que estamos deshidratados. Con las comidas, entre comidas, al hacer ejercicio y cuando voy de paseo traigo conmigo una botella de E pura que me mantiene hidratada. Cuando tengo deseos de algo “calientito” prefiero el té verde, por los polifenoles, que son antioxidantes muy poderosos que se encuentran en casi todas las plantas, como el té verde, los frutos rojos, el cacao y el vino tinto. En este sentido, una buena copa de tinto es bienvenida con la comida. Y le guardo su lugar al café de la mañana, sin el cual la vida no sería tan grata como es. Todo se puede hacer, pero con medida. Ya pasaron los tiempos en los que podía uno abandonarse a cualquier placer sin que nos pase factura en la salud.
- Me muevo lo más que puedo
Me muevo lo más que puedo. Camino treinta minutos diarios, como parte de mi rutina de ejercicio, en una caminadora, aunque cuando se puede voy a un parque en el que, además, me beneficio de estar en un ambiente de árboles y flores. Aprovecho las bondades de caminatas vigorosas después de cada comida, que mejoran la digestión, reducen gases e hinchazón. Esto acelera el metabolismo y es muy efectivo para personas que no pueden comprometerse con una rutina. Es algo manejable que todos podemos practicar, es realizable. A mí me han dado grandes resultados las pesas y ejercicios de fuerza, ya que mantienen la tonicidad muscular que se pierde con el tiempo. Lo mejor que puedes regalarle a tu cuerpo es una rutina de estas, tres veces por semana, para evitar el terrible amojamamiento -la delgadez extrema de las carnes. Tener músculo es tener expectativa de vida.
- Duermo más de siete horas
Nuestro cerebro se alimenta del sueño, por lo que procuro dormir al menos siete horas diarias. Realizo las actividades que me permiten dormir mejor: hago ejercicio, porque me gusta y me relaja, y lo alterno con mi trabajo y con lecturas fascinantes. Para el descanso físico, el trabajo intelectual; y para el descanso intelectual, el ejercicio físico. No hay pierde. Tomo melatonina para ayudarme a conciliar el sueño y el magnesio también es adecuado pues es el que produce la melatonina en el cuerpo. Esta sustancia entra en acción en total oscuridad, por lo que es conveniente evitar las pantallas de dispositivos y de la televisión una o dos horas antes de irnos a dormir. Procuro que mi habitación esté fresca y evito tomar agua por la noche. Pero, sobre todo, alejo pensamientos negativos y me concentro en los positivos, como lo bueno que me ocurrió durante el día, para un sueño relajado. Un repaso de las actividades del día antes de dormir ayuda a la actitud positiva pues es una síntesis de pequeños triunfos en nuestro día.
- Agradezco lo bueno y rechazo lo tóxico
Cada mañana agradezco por un nuevo día, por todo lo bueno que sucede en mi vida y hago una proyección de mis actividades decretando que todo saldrá como lo deseo. Es una reflexión de unos cuantos minutos que hace mucho bien. La gratitud nos hace concientizar las cosas positivas y esto reduce la depresión y el estrés en general. Además, esto se traduce en una mejor salud física y mental, así como una mayor resistencia emocional. Alejo a las personas tóxicas, evito confrontaciones, me enfoco en lo positivo, desecho lo que no me hace bien y le saco la vuelta a todo lo que es estresante, pues el estrés crónico mantiene niveles altos del peligroso cortisol (la hormona del estrés), que puede contribuir a subir la presión arterial, con el consecuente riesgo para el corazón. El agradecimiento se puede extender a las personas que hacen algo bueno por ti en el día a día, fomentas una corriente positiva que hace que tu entorno sea agradable y disfrutable.
Estos cinco hábitos contribuyen a sentirnos energizados, sanos y de buen humor. Si a esto le agregamos la risa, estaremos, además, felices.
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