La historia de Santa Claus

Si alguna vez te has preguntado cómo surgió la figura de Santa Claus aquí está la historia de cómo un obispo, prácticamente desconocido, se convirtió el personaje más reconocido de las fiestas decembrinas en la civilización occidental.

UN HOMBRE LLAMADO NICOLÁS

En el siglo cuarto de nuestra era, un hombre llamado Nicolás se convirtió en el obispo de un pueblo llamado Myra en lo que hoy es Turquía. Y esto es prácticamente todo lo que se sabe en torno a él.

El obispo Nicolás de Myra fue canonizado después y se convirtió en el santo más popular de todo el Cristianismo. Él es el santo guardián de Rusia, Austria, Bélgica, Francia, Alemania, Noruega y Grecia.

Y es el santo patrono de los niños, de las vírgenes, de los prestamistas, de los piratas, de los ladrones, de los cerveceros, de los peregrinos, de los pescadores, de los fabricantes de barriles, de los tintoreros, de los carniceros, de los empacadores de carne y de los camiseros.

San Nicolás tiene más iglesias que llevan su nombre, que cualquiera de los apóstoles. Y ha evolucionado al punto de ser uno de los personajes más reconocidos del mundo—es el gordo y alegre Santa Claus que con su traje rojo lleva regalos en Navidad; es San Nick, como también se le llama cariñosamente. Pero…¿cómo es que sucedió? Ésto tomó siglos, y aquí está la historia.

¿CÓMO SE HIZO SANTO?

Algo que se considera como una certeza es el hecho de que el verdadero San Nicolás de Myra era un hombre bueno y generoso, porque la mayoría de las leyendas atribuidas a él describen actos bondadosos hacia los niños. Dos de las leyendas más famosas son la de las tres hijas y la de los tres chicos.

  1. Las Tres Hijas; Nicolás iba caminando y al pasar por una casa escuchó a un hombre que le decía a sus tres hijas que las iba a vender para la prostitución, porque no tenía dinero suficiente para su dote (que era indispensable para hacerlas deseables como esposas). Más tarde, esa noche, Nicolás llegó sigilosamente a la casa de este hombre y lanzó una bolsa con oro por una ventana. Al día siguiente hizo lo mismo, y lo repitió nuevamente la tercera noche, proporcionando oro suficiente para la dote de las tres hijas. (De acuerdo con una versión posterior de la historia, una de las bolsas cayó en una calceta que estaba colocada sobre la chimenea para secarse).

Por esta razón, se convirtió en el santo patrono de las novias jóvenes y de las mujeres solteras. Y como proporcionó ayuda financiera en el momento en que las chicas más la necesitaban, los prestamistas lo hicieron su santo patrono. Y hasta la fecha, el símbolo de trueque de los prestamistas se presenta como tres pelotas de oro, que simbolizan las tres bolsas de oro de San Nicolás.

  • Los Tres Chicos; Durante siglos fue común el hecho de pintar a San Nicolás sosteniendo sus tres bolsas de oro. Pero no todos los artistas pintaron esto en forma correcta…y en cierto momento durante la Edad Media, los artistas que pintaron nuevos retratos del santo se equivocaron, y en vez de las bolsas dibujaron tres cabezas. Entonces, para explicar esta imagen, surgió otra leyenda. De acuerdo a esta leyenda, San Nicolás se hospedó en una posada durante una terrible hambruna, y se sorprendió cuando el hostelero le sirvió carne—que había sido inobtenible durante meses—para su cena. Sospechando lo peor, Nicolás fue al sótano y encontró los cuerpos de tres muchachos flotando en un barril. Entonces restituyó vida a sus cuerpos y los ayudó a escapar.

SAN NICOLÁS Y LOS NIÑOS

         Estas leyendas contribuyeron a que San Nicolás se convirtiera en el santo patrono de los niños. Y para honrarlo, los europeos empezaron a dar regalos a sus niños en la noche de la fiesta de San Nicolás, que ocurría el 6 de diciembre.

         San Nicolás era especialmente popular en Holanda. El holandés San Nick era alto y delgado, usaba el vestido tradicional de obispo, incluyendo el sombrero puntiagudo, y llevaba un largo báculo de pastor. Además, viajaba en burro, y no en trineo. El burro después se convirtió en un caballo blanco. En el día de San Nicolás, los niños dejaban zapatos (que eran una especie de zuecos) con paja para el burro, y a la mañana siguiente la paja había desaparecido y en su lugar se encontraban regalos.

SAN NICOLÁS LLEGA A AMÉRICA

         En 1664 la floresciente colonia holandesa de la nueva Amsterdam fue tomada por las fuerzas británicas—que cambiaron su nombre por el de “Nueva York”, derivado del Duque de York.

         Durante los siguientes 200 años, los ciudadanos holandeses de la colonia sostuvieron una batalla malograda para preservar lo que quedaba de su cultura y de sus tradiciones. Uno de los grupos más activos era una asociación de intelectuales holandeses que se hacían llamar “calzones cortos”, término que después se convirtió en “neoyorkinos”.

PAPÁ CALZONES CORTOS

         El escritor Washington Irving era un miembro del grupo, y en 1809 publicó una versión satírica de las tradiciones holandesas en el libro llamado La Historia de los Calzones Cortos de Nueva York. El libro contenía varias docenas de referencias sobre “Sinter Klaas” (una adaptación de San Nicolás), incluyendo un relato de cómo volaba a través de los cielos en un vagón y arrojaba regalos en las chimeneas a las niñas y los niños buenos—no sólo en la Navidad, sino en cualquier día que tenía ganas de hacerlo.

         Irving creó una nueva popularidad para el obispo, pues él vióoa San Nicolás en América sin su traje tradicional de obispo, sino como un cuate super alegre, como el buen ciudadano holandés; y a los neoyorkinos les encantó la imagen.

La descripción del santo de Irving rápidamente se hizo conocida entre los neoyorkinos. Los colonizadores ingleses adoptaron con entusiasmo la alegre celebración holandesa del Día de San Nicolás, y gradualmente la fueron incorporando a sus propias tradiciones al celebrar la Navidad y el Año Nuevo. Y así es como Sinter Klass se convirtió en Santa Claus, entre los neoyorkinos que hablaban inglés.

EL AYUDANTE DE SANTA CLAUS: CLEMENT CLARKE MOORE

         Quien contribuyó en forma más importante a la imagen actual de Santa fue un profesor de teología de Nueva York, el Dr. Clement Clarke Moore.

         Cuando Moore, un amigo de Washington Irving, se sentó a escribir para sus hijos un poema de Navidad en 1822, estuvo fuertemente influenciado por la visión de Irving sobre Sinter Klaas, su vagón volador y el reparto de regalos. Pero Moore le hizo algunas modificaciones para hacer la historia más creible.

         Por ejemplo, los zuecos que los niños holandeses dejaban en la esquina de la chimenea el 6 de diciembre, se convirtieron en algo que era muy familiar para los niños en la época de invierno, como son los calcetines largos, o calcetas. Y el vagón se convirtió en un trineo miniatura que era jalado por ocho pequeños renos.

El trineo y el caballo con campanas era un medio de transporte común en Nueva Inglaterra, y el hecho de ser jalado por renos le dio a San Nick un vínculo exótico con el lejano Norte—una tierra de frío y nieve que muy pocas personas visitaban, y por eso era un sitio misterioso y remoto.

         Moore describió a Santa como un viejo duende, alegre y diminuto vestido en piel, que baja por las chimeneas para llevarles regalos a los niños. Moore incluso les puso nombres a los renos: Dasher (lanzador, tirador), Dancer, Francer, Vixen (zorra), Comet, Cupid, Donder (¿donador, donante?) y Blitzen (¿alegre?).

         Otras historias navideñas presentaban a San Nicolás sobre un caballo blanco o con uno o dos renos, incluso otra más lo mostraba en un carro tirado por una cabra—pero el relato de Moore era tan vívido y preciso que se convirtió en el estándar.

UN HÉROE QUE NO QUERÍA SERLO

         Moore nunca pretendió que alguien, aparte de sus hijos, escuchara lo que escribió, y que se llamó: Una Visita de San Nicolás—de hecho, durante más de 20 años se negó a admitir que él era el autor (aparentemente porque tenía el temor de que se dañara su imagen dentro de la relamida comunidad académica del siglo diecinueve).

         Pero a su esposa le gustaba tanto la historia que le mandó copias a todos sus amigos, y de alguna manera acabó imprimiéndose en forma anónima en el Sentinel de Nueva York, el 23 de diciembre de 1823. Y eventualmente llegó a conocerse con el nombre de The Night Before Christmas (La Noche de Víspera de la Navidad). Y se hizo tan popular que en sólo diez años se convirtió en la parte central de la leyenda de Santa, y en el poema más conocido en la historia de los Estados Unidos de América.

Ahora Santa tenía una personalidad y una misión, y estaba permanentemente ligado a la Navidad. Pero, ¿cómo era físicamente?

OTRO AYUDANTE DE SANTA CLAUS: THOMAS NAST

A mediados de 1800, era común dibujar a San Nick ya sea con su traje de obispo, o como un hombre con sombrero puntiagudo, un abrigo largo y barba recta. A veces incluso tenía cabello negro.

Todo esto cambió en 1863 cuando el semanario Harper’s contrató a un joven de 21 años llamado Thomas Nast, para que dibujara una imagen de Santa Claus llevando regalos a las tropas que peleaban en la Guerra Civil.

El Santa que dibujó Nast combinaba la descripción de Clement Moore en su poema de San Nicolás, con la del Tío Sam. El Santa de Nast era un alegre viejo que usaba una chaqueta con estrellas, pantalones a rayas y un gorro.

El dibujo animó los espíritus tanto de soldados como de civiles, porque mostraba que el espíritu de la Navidad había llegado a la Guerra Civil. Y se hizo tan popular que durante 40 años, cada que a Nast le pedía la revista que dibujara a Santa, él presentaba el mismo concepto—aunque eliminó las estrellas y las rayas en favor de un traje de lana sin ningún dibujo. Así fue como el Santa Claus de los americanos tomó su forma simplemente por repetición, hasta que todos se acostumbraron a su figura.

UNA IMAGEN CRECIENTE

         Nast le agregaba pequeños detalles a la imagen de Santa cada Navidad; por ejemplo, un año lo presentó en una fábrica de juguetes en el Polo Norte.

Nast se convirtió en el caricaturista político más famoso del siglo diecinueve, pero sus dibujos de Santa constituyen sus trabajos más memorables.

         De hecho, a él se debe el haber establecido la imagen de Santa como se presenta actualmente, excepto por un elemento fundamental: el color de su traje. Éste fue producto de Coca-Cola.

Tu, ¿creías en Santa Claus? Te leo y te contesto. Deja un comentario aquí o en marisadeleon@55mas.com para saber de ti.

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