Cinco cosas que pasan

  1. Se murió la reina Isabel II del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Diez días duró el funeral, incluyendo varios de ellos en que su féretro estuvo expuesto tanto en Edimburgo como en Londres para que sus súbditos pasaran a presentar sus respetos ad libitum. Setenta años de un reinado más ceremonial y de adorno cultural que efectivo en el sentido ejecutivo, pero tiene sus valores; me explico: la reina fue factor de unidad entre su pueblo, en momentos difíciles y en momentos de alegría. La reina era muy querida por la mayoría de la gente en su país. La reina era una mujer muy inteligente, prudente y discreta, atributos que lamentablemente no heredaron sus hijos, al menos dos de ellos. La reina Isabel II aprendió rápido y se adaptó bien a los cambios sociales y culturales que se han vuelto tan vertiginosos. Su abstención de participación política ha sido muy importante, sin por ello dejar de ser un pilar de la sociedad británica. Mucho se puede criticar de que existan monarquías hoy en día, sobre todo en países desarrollados; sin embargo, si a esas sociedades les gusta y lo disfrutan… ¿por qué no? Hay sociedades que disfrutan el reguetón; no tiene nada de malo tampoco, por horrible que sea.

  2. Ucrania recupera terreno en su guerra contra el invasor ruso. Increíble para muchos, notable para muchos, hay varias explicaciones disponibles, pero lo más importante es que los ucranianos están luchando por su patria, su suelo, su gente. Los rusos están en donde les ordenan estar, no están al día en entrenamiento ni armamento convencional, no están motivados y lo que quieren es irse a casa. Conviene no olvidar que si bien los pretextos de Putin para la invasión son absurdos, sí es un hecho que la integración de Ucrania a la OTAN ha sido un factor clave en la decisión rusa. Es como si México se hubiera unido al Pacto de Varsovia que existía en tiempos de la cortina de hierro.  También conviene recordar que las culturas rusa y ucraniana tienen un origen común y que eso hace aún más difícil de tolerar los acercamientos de Ucrania con Occidente en perjuicio de Rusia. En fin. No es un tema fácil, pero en honor de las víctimas inocentes de la guerra y por la paz, es necesario seguir condenando la invasión rusa.


  3. La inflación sigue galopante en el mundo. La teoría económica nos dice que es consecuencia de un exceso de demanda en relación con la oferta. Y monetariamente, a un exceso de efectivo circulante en relación con la productividad. Muy bien, queda así sucintamente entendido. Pero… ¿tiene remedio a corto plazo? ¿qué la originó en este momento del mundo? La respuesta simple es que sí tiene remedio. Para eso, hay que atender a las causas de la ola inflacionaria que estamos padeciendo por todo el planeta. Una de las causas, desde luego, se encuentra en la pandemia. Los gobiernos del mundo desarrollado y muchos de los países que están en desarrollo estimularon sus economías con enormes inyecciones de dinero que de momento impidieron un colapso mundial y paliaron el sufrimiento de mucha gente y organizaciones, principalmente empresas.
    Sin embargo, todo ese dineral que se inyectó excede por mucho al valor de lo que en el período hemos y estamos produciendo, de modo que ante un exceso de dinero y una estabilidad de la oferta, los precios suben, ni modo. Hay otras causas que se agregan, como la invasión rusa a Ucrania, que presiona los precios de los combustibles en Europa y de los alimentos, principalmente granos, para todo el mundo.
    ¿El remedio? A corto plazo es muy difícil domar una ola inflacionaria con causas eficientes tan claramente identificadas. He expuesto dos, hay varias más y además cada país tiene sus propias circunstancias. Por lo pronto, el aumento en las tasas de interés pretende controlar el crecimiento de la demanda. Y también se arriesga una severa recesión, si no es que depresión.


  4. No sé a ustedes, pero a este su seguro escribidor le encanta ver deportes en la tele. Y resulta que cada vez es más caro: hay que suscribirse a muchos servicios para poder tener acceso a diferentes espectáculos: desde los canales de cable, que ya tienen un costo, hasta los servicios de streaming que también hay que pagar. Por si fuera poco, están llenas de publicidad las transmisiones. La publicidad era la fuente de ingresos de los emisores y a cambio de aceptarla, a los telespectadores no nos cobraban directamente. Hoy, nos encajan las dos cosas: cuotas y anuncios. Qué bonito negocio. Y qué abuso, con todo respeto pero con toda energía lo digo.


  5. Anuncios de casinos en transmisiones deportivas. No sé a ustedes, apreciados lectores, pero a mí me causa escozor que los casinos y casas de apuestas se anuncien impunemente en las transmisiones deportivas. Por naturaleza, muchas de estas transmisiones son vistas por niños y jóvenes menores de edad. Lo que están haciendo los medios que aceptan la publicidad de los casinos en transmisiones deportivas y los propios anunciantes, es entrenar a generaciones de futuros apostadores.
    Me acuerdo cuando se prohibió la publicidad de bebidas alcohólicas en radio y televisión antes de las diez de la noche y de la prohibición total de la publicidad de tabacos. Muy bien hecho. Sin embargo, nada ni nadie regula la publicidad de las casas de apuestas, en cuyos locales físicos y virtuales se genera la terrible adicción llamada “ludopatía”. Igual que el alcohol y el tabaco, destruye patrimonios, familias y afecta muy negativamente a quienes la sufren y a la sociedad.

Quedo a sus órdenes. Un cordial saludo.

Twitter: @maestrovigil

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