No escibo mucho últimamente.
El viaje va tan cargado de movimiento y estimulación, que queda poco tiempo para la escritura.
Y sin embargo lo necesito.
Escribir es dar forma al pensamiento, y es un ejercicio cotidiano. Exorciza mis demonios y regula mi cortizol y mi dopamina.
El cortizol empieza a inquietar al sueño desde temprano. Lo asusta con su pesimismo y temores, y rompe el descanso. El cortizol se parece a ese compañero que ve un riesgo en cada oportunidad y un peligro acechando en cada esquina.
La dopamina es la hermana ligera que empuja para adelante con optimismo y alegría. Confia en tus habilidades y disfruta la aventura contigo.
El corrizol sabe amargo y la dopamina es dulce. Figurativamente, porque no es que percibamos sabores anímicos, desde luego.
El hecho es que somos el resultado de una infinidad de reacciones que ocurren en nuestro interior, fenómenos bioquimicos y biologicos innumerables, pero en el núcleo de todo ello, estamos nosotros. Conscintes o medianamente conscientes de lo que ocurre, de quiénes somos y sobre todo, hacia dónde nos dirigimos…. Al menos nos gusta creer que asi es….
Hoy se han cumplido 7 dias de viaje. Cada uno intenso y agotador, y a la vez, luminoso e inolvidable. La experiencia del camino que transforma. Es la Odisea de Ulises, o es el camino de Santiago, el viaje de la vida, intrincado o transparente en el que el destino nunca es morir, pues sería un vacio y un despropósito mayor. El destino es vivir. Y asi, el día a día que suma y crece y aporta, y siembra y germina y nos llena la existencia de experiencia. Y entendemos finalmente, que El Camino era el Destino, y la Vida, la experiencia del Alma que se transforma.
Seguiremos viajando varios dias más. Adónde nos lleve el corazón.
AL
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