Comencemos por el principio. La próstata es una glándula del tamaño de una nuez que está debajo de la pelvis y forma parte del aparato reproductor masculino. Cuando se enferma aumenta de tamaño y oprime a la uretra, que la atraviesa. Esta es la razón por la que ocurren trastornos como dificultad para iniciar la micción, urgencia para orinar e incontinencia.
Esos trastornos pueden ser de variado origen, por eso es muy importante ir a ver al urólogo de confianza y someterse a las pruebas y exámenes que este decida realizar. Todo con el fin de asegurarse de que no se padece de cáncer.
El cáncer de próstata es uno de los más temidos por su agresividad.
Si bien no existe una fórmula para prevenirlo, existen alimentos que son más saludables y que bajan la incidencia de padecimientos y enfermedades por sobre otros que dañan la salud. Por eso vale la pena considerar la idea de consumir alimentos que pueden ayudar a protegernos del flagelo del cáncer de la próstata. Sobre todo quienes estamos en el grupo de 55más, tenemos que reconocer que nuestro cuerpo se va desgastando y hay que ayudarlo a protegerse.
Desde luego, asegurarse de la salud de la próstata es básico. Por ello se recomienda que a partir de los 40 años, y con más razón a nuestra edad, se realice el exámen de antígeno prostático al menos una vez al año. Claro, siempre seguido de una cita con el urólogo para asegurar que todo está en orden.
Otra cosa que ayuda es mejorar nuestro régimen alimenticio en términos de calidad de los alimentos que comemos. Lo que comemos de más, o de mala calidad nutricional, aumenta las probabilidades de caer enfermo.
El periódico colombiano “El Tiempo” reporta sobre un estudio realizado en España, aunque no dice por quién, que fue publicado en el “British Journal of Urology International”, una revista científica que goza de buen prestigio, en la que un artículo para ser publicado requiere la revisión de pares y su visto bueno, de modo que lo que ahí se encuentre tiene valor científico.
La conclusión del estudio es que comemos demasiadas cosas que nos dañan y que incrementan los riesgos de enfermedad de la próstata. Describen tres tipos de dietas, es decir, de hábitos de alimentación: la occidental, la mediterránea y la prudente.
Como se imaginarán, la dieta occidental es rica en calorías y grasas; ejemplos de lo que la conforman son los alimentos procesados, cereales refinados y excesos en el consumo de carnes rojas, lácteos.
La dieta mediterránea abunda en pescados, vegetales, legumbres, aceitunas, aceite de olivo y es baja en consumo de frutas y otros alimentos en estado natural.
Finalmente, la dieta prudente es rica en alimentos en su estado natural como frutas y verduras, leche descremada, carnes magras, cereales integrales y poco azúcar.
El estudio español determinó que no es suficiente tener una buena dieta para prevenir el cáncer de próstata; sin embargo, el sentido común y la ciencia han insistido en las ventajas de comer en forma saludable para prevenir enfermedades.
Las conclusiones a las que llega el estudio a partir de la observación, que tuvo un seguimiento de casi 17 años, fueron que con la dieta prudente no hubo efecto de riesgo de desarrollar cáncer y con la dieta occidental aumenta el riesgode padecer cáncer de próstata agresivo.
De esto se derivó la recomendación de sustituir la comida poco saludable por la dieta mediterránea, para que la posibilidad de desarrollar un tumor agresivo se reduzca y para que no se desarrolle otra enfermedad crónica derivada de la comida. La dieta mediterránea es, además de sana, muy sabrosa. Claro, cuestión de gustos.
Esto nos lleva, nuevamente, a la idea de que en los productos del mar está el futuro alimentario, en salud y en abundancia. Por ello es bueno aprender a comer pescado a edad temprana, pues cuando es por obligación es difícil desarrollar el “gusto”.
Cuatro alimentos que se sugiere sustituir:
- Carnes rojas y procesadas
Una dieta rica en carne, sobre todo si está muy cocinada, está asociada con un riesgo de cáncer de próstata agresivo, al igual que las comidas muy procesadas como hamburguesas y perros calientes.
En vez de ello se sugiere ir cambiando la alimentación poco a poco hacia la carne roja magra, pechuga de pollo sin piel y pescados frescos o enlatados como el atún y la sardina. En este grupo entran frijoles y legumbres como lentejas, garbanzos y habas. También se sugieren mantequillas de nueces y nueces.
- Alcohol
Los bebedores fuertes tuvieron más riesgo de padecer cáncer de próstata. Más de tres tragos diarios y 20 por semana prenden focos rojos. En cambio, los moderados, con menos de dos tragos al día, tienen la mitad del riesgo de un cáncer de próstata agresivo.
Se sugiere sustituir por agua de frutas, natural o gasificada, cerveza o vino sin alcohol, café o té.
- Grasas saturadas y trans
Si bien no todos los estudios han determinado un vínculo entre el consumo de estos productos y la peligrosa enfermedad, algunos si lo han encontrado y consideran que su reducción o eliminación puede contribuir a mejorar la salud en general. Los considerados peligrosos son las carnes altas en grasa, los alimentos horneados, los lácteos enteros, los alimentos procesados y los embutidos.
Se sugiere intentar en su lugar pescados ricos en omega 3 (salmón, trucha, atún o arengue, los aguacates, las nueces y las semillas. El aceite de olivo es siempre recomendable.
- Azúcares y carbohidratos refinados
El consumo de azúcar es peligroso en altas cantidades y además contribuye al riesgo de padecer diabetes. Las bebidas azucaradas y los carbohidratos refinados carecen de fibra, vitaminas y minerales que son escudos para las enfermedades.
Se recomienda intentar en su lugar frutas y verduras frescas o congeladas, y que la mitad de nuestro plato esté lleno de ellas, al igual que los cereales integrales.
Quedan hechas las recomendaciones. El gusto, la responsabilidad y las ganas de vivir sano de cada uno terminarán definiendo si hacemos o no caso de la advertencia y de las sugerencias.
Un amigo me dijo un día: “Si hubiera sabido que iba a vivir tanto, me cuido más”. Gran frase que hoy hace sentido, pues todo momento es bueno. Cuidarnos antes de que nos prohíban lo que nos gusta y poder seguir haciéndolo con moderación.
Finalmente, dejamos ligas a las dos fuentes de información que usamos para este artículo; la del diario “El Tiempo” de Bogotá, Colombia, y el sitio oficial del doctor David Samandi, muy prestigiado urólogo de Nueva York.
Y lo hacemos, porque nos encanta vivir.
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