Hay muchas suposiciones y prejuicios ligados a este asunto. Por ejemplo, se habla de que existen diversos tipos de inteligencia. El psicólogo de Harvard Howard Gardner es conocido fundamentalmente por su teoría de las inteligencias múltiples, que señala que no existe una inteligencia única en el ser humano, sino una diversidad de inteligencias que marcan las potencialidades y acentos significativos de cada individuo, trazados por las fortalezas y debilidades en toda una serie de escenarios de expansión de la inteligencia.
La inteligencia no es una cantidad que se pueda medir con un número como lo es el cociente intelectual (CI), sino la capacidad de ordenar los pensamientos y coordinarlos con las acciones. La inteligencia no es una sola, sino que existen tipos distintos. Su sistema para implementar las inteligencias múltiples está dedicado a estimular las potencialidades en los niños en un clima activo y afectivo como lo exige el siglo XXI.
La teoría básica puede resumirse en las siguientes palabras: cada persona tiene ocho inteligencias, habilidades cognoscitivas. Estas inteligencias trabajan juntas, aunque como entidades semiautónomas. Cada persona desarrolla unas más que otras. Diferentes culturas y segmentos de la sociedad ponen diferentes énfasis en ellas.
- Inteligencia lingüística. En los niños y niñas se aprecia en su facilidad para escribir, leer, contar cuentos o hacer crucigramas.
- Inteligencia lógico-matemática. Se aprecia en los menores por su interés en patrones de medida, categorías y relaciones. Facilidad para la resolución de problemas aritméticos, juegos de estrategia y experimentos.
- Inteligencia visual y espacial. Los niños y niñas piensan en imágenes y dibujos. Tienen facilidad para resolver rompecabezas, dedican el tiempo libre a dibujar, prefieren juegos constructivos, etc.
- Inteligencia musical. Los menores se manifiestan frecuentemente con canciones y sonidos. Identifican con facilidad los sonidos.
- Inteligencia corporal cinestésica. Facilidad para procesar el conocimiento a través de las sensaciones corporales. Los menores tienen una marcada capacidad para realizar actividades que requieren fuerza, rapidez, flexibilidad, coordinación óculo-manual y equilibrio.
- Inteligencia naturalista. Los niños y niñas piensan instintivamente. Tienden a dejarse llevar, observan el entorno, idean con material de la natura, etc.
- Inteligencia interpersonal (inteligencia social). Se comunican bien y son líderes en sus grupos. Entienden bien los sentimientos de los demás y proyectan con facilidad las relaciones interpersonales.
- Inteligencia intrapersonal. Relacionada con la capacidad de un sujeto de conocerse a sí mismo: sus reacciones, emociones y vida interior.
(Wikipedia, https://es.wikipedia.org/wiki/Howard_Gardner)
Muy famoso también es el libro de Daniel Goleman de 1995 “Inteligencia Emocional”.
Otros autores o centros de enseñanza han aumentado el número a doce, agregando la inteligencia creativa, la existencial, la emocional y la colaborativa. Parece excesivo esto, porque entonces podemos agregar las que a cada quien se le ocurran: la inteligencia plástica, relacionada con artes plásticas, la inteligencia salubre… etcétera. De hecho el mismo Gardner estudia el fenómeno del liderazgo, que quizá pudiera considerarse otra forma de inteligencia si a esas vamos.
En el fondo, lo que Gardner quiere demostrar es que no todos poseemos en la misma medida diversos tipos de inteligencia. Por eso algunas personas rinden mucho más que otras en determinados campos de acción humana, desde los más físicos como el ejercicio deportivo hasta lo más complejo como las matemáticas o la filosofía. Así, cada uno de nosot ros poseerá en forma dominante cierto tipo o tipos de inteligencia y nos hará idóneos para una u otra actividad.
¿Qué entender entonces por “inteligencia”? Recurro nuevamente a Wikipedia y encuentro:
“Una capacidad mental muy general que, entre otras cosas, implica la capacidad de razonar, planificar, resolver problemas, pensar de manera abstracta, comprender ideas complejas, aprender rápidamente y aprender de la experiencia. No es simplemente el aprendizaje de libros, una habilidad académica limitada o la inteligencia para tomar exámenes. Más bien, refleja una capacidad más amplia y profunda para comprender nuestro entorno: «comprender», «dar sentido» a las cosas o «descubrir» qué hacer.” https://es.wikipedia.org/wiki/Inteligencia. Esta definición fue firmada por 52 investigadores de 131 invitados a firmar y publicada como artículo en Wall Street Journal en 1994. Sigan ustedes la liga arriba incluida para encontrar muchas definiciones más, mayor o menormente detalladas.
En cuanto a la generalidad de nosotros entendemos por inteligencia algo así como la capacidad de entender, comunicarnos, planear, tener conciencia y de transmitir y recibir conocimientos, podemos ver claramente que unos son más inteligentes que otros.
Incluso, introspectivamente, uno se siente más inteligente ahora que hace unos años, no se diga en comparación con nuestro yo joven.
Quizá el fenómeno más interesante del hecho de la inteligencia sea el lenguaje. La capacidad humana de crear, usar, entender y compartir lenguajes es probablemente la distinción más clara entre nosotros y el resto del reino animal. También cabe la posibilidad de que otras especies se comuniquen mediante lenguajes que no captamos, no vemos o no comprendemos en absoluto.
Sin embargo, nuestro rico y amplio lenguaje abstracto, simbólico y conceptual nos permite construir mentalmente y ejecutar materialmente una gran diversidad de obras y acciones que nos han traído hasta donde estamos hoy día: una civilización quizá muy defectuosa, pero que ha permitido nuestra evolución social, el desarrollo científico que entre otras cosas nos ha permitido extender significativamente nuestra esperanza de vida, viajar al espacio, conquistar la naturaleza, incluso destruyéndola. Tenemos sociedades altamente sofisticadas con reglas, leyes, cauces y relaciones que permiten que seamos lo que somos.
Sí, somos inteligentes. En la forma que queramos verlo. Por tanto, un servidor de todos ustedes se permite el lujo del optimismo. Si bien es cierto que somos muy dañinos para el medio ambiente en esta etapa del desarrollo de la humanidad, esto tiene remedio. Tarde o temprano comprenderemos que no destruir la naturaleza es conveniente y permitirá una vida personal y social más armónica.
Veo a mis hijos y nietos y estoy seguro que mejorarán al mundo. Tal como en muchos sentidos, nosotros lo hemos y seguimos haciendo.
¿Qué opinas? Me encantará recibir tus comentarios.
@maestrovigil
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